Tarot de la Luz

lunes, 30 de diciembre de 2013

III: El Tarot en mi vida.

La primera vez que me leí el Tarot tenía alrededor de 20 años y la verdad no recuerdo mucho que me dijo esa bruja. De esa vez no paré más.

Nunca fui dependiente de él para tomar una decisión ni tenía una tarotista a la que siempre iba. (Igual tuve un tiempo de ceguera y me pelié hasta con el Flaco Inri, pero esa es otra historia). Con el tiempo me leía el Tarot sólo para mi cumpleaños y salía igual de la consulta porque la bruja me decía lo que ya sabía.

Lo que más me gustaba de adolescente, onda 14 años, era la astrología, los signos del zodíaco y cómo influía en que una naciera tal día de tal mes. Espero en el 2014 estudiar astrología porque es otra de las cosas que me apasionan.

Lo del Tarot era un tema pendiente en mi vida Una vez fui un sólo día a un curso, y no volví más porque en el fondo me encontraba tonta y tenía miedo.

Me decidí después que nació mi chanchi, porque en ese momento supe que no quería volver a trabajar como secretaria. Y tampoco quería sólo ser dueña de casa. Comencé un curso con mi maestro brujo Pedro Engel. De ahí nacieron grandes amigas brujas y caché que leer el Tarot me salía solito sin mucho esfuerzo.

El Tarot es mi gran amigo y sanador. Cuando estoy cansada y recibo una clienta, después me siento mucho mejor. Y muchas clientas son mi espejo y a muchas les han pasado cosas parecidas que a mí, y así aprendo muchísimo de ellas.

Enseñar el Tarot es lo mejor porque se convierte casi en un taller de autoayuda. Yo las miro a todas contarse secretos, compartir preocupaciones, alegrarse cuando cuentan que "le achuntaron" a alguna lectura y sólo doy gracias por la gran oportunidad.

Pero no siempre fue así mi vida. Alguna vez trabajé muy amargada en una oficina.

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