Tarot de la Luz

miércoles, 19 de abril de 2017

Crónicas Chuchetas Espirituales 9: El Silencio.

Buscando material para subir a mi página (puede buscarme en Facebook como Claudia Corazón Feliz), encontré un texto taoísta acerca del silencio.

El arte de quedarme callada y escuchar al otro lo practico en la sesión de Tarot, porque muchas veces las personas sólo vienen a hablar y les gusta que alguien los escuche sin emitir juicio ni condena de ningún tipo. Se me hace más fácil y es parte de mi trabajo como Tarotista.

Pero en el día a día ha sido la media pega.

Todo tiene que ver con mi ego, que me hace creerme la mejor y que lo que sale de mi boca es lo máximo. Onda que tienes que escucharme, lo que yo digo es lo número uno.

En octubre del 2014 viajé al Cusco, y estuve 4 días a 4.900 metros compartiendo con los Q'eros, esta maravillosa comunidad que se consideran los últimos incas. Este viaje da para otro post, pero dada mi angustia y/o cargo de conciencia por dejar a mi hija de entonces 4 años tantos días sola, más lo cuática que soy, el sobrepeso que tenía (tema para otro post), me dio una puna heavy metal y no podía hablar en el Cusco los primeros días, porque me faltaba oxígeno, y a 4.900 metros menos.

Fueron alrededor de 7 días en que tuve que guardar silencio, y observar, acatar, o llorar, como cuática que soy con las emociones. Pal que cacha, mi luna en piscis me hace ser mega víctima, entonces el llanto del porqué a mi me sale solito, sin esjuerzo.

Tuve que quedarme callada tantas veces sin poder expresar mi opinión en una discusión, y no pasó nada. Al final, aprendí que si me quedaba en silencio podía controlar mejor mi respiración, y no desperdiciar el poco oxígeno con palabrería.

Ahora trato de hacer lo mismo. Cultivo el silencio. Porque no es fácil, por la cosa del ego. Y a veces no me resulta y llego y mando a la chucha, si soy humana y la disciplina no ha sido mi fuerte;  es otra cosa que estoy cultivando.

El silencio ayuda a no cagarla, te obliga a escuchar al otro de verdad, te puedes mirar con detención y es más fácil reírnos de nuestro ego.

Porque ¿quién soy yo para intentar convencerte que mi verdad es mejor que la tuya? ¿Quién soy yo para creerme tan importante que tengo que hasta que elevar mi tono para ser escuchada?

Nadie poh loco, nadie. Y todo a la vez.

Esa onda con la espiritualidad, donde todos somos uno, y el uno es tan importante.

Un abrazo vale más que mil palabras, o una acción hace que todas las palabras lindas se vayan a la chucha.


1 comentario:

Nadia dijo...

El uno es tan importante... en general yo me llevo bien con el silencio, pero me vienen a veces temporadas (horribles) en que ando como la tipa de la película "Sin Filtro", y curiosamente, tiende a ser con mi familia... o sea, la bomba. Ahí las lecciones por aprender son enorrrmes.
Cariños, Claudia!