Tarot de la Luz

jueves, 13 de febrero de 2014

XI: Nuestra historia de Amor.

Hace poco caché que los 7 años que llevo con mi hombrón es el tiempo más largo que he estado emparejada. Tuve un par de pololeos largos, uno más latero que el otro, pero con suerte fueron 3 años.

Nos conocimos en el trabajo. Hacía unos meses que me había separado de mi primer matrimonio, y andaba puro carreteando y buscando pega, porque me las di de bacán y me fui a vivir sola por primera vez en mi vida. Que grandes recuerdos tengo de esos momentos, en pasarla bien.

Llegué a esta empresa gringa sin cachar ni una y por unas pocas semanas que al poco tiempo - y como soy seca- se convirtió en un contrato indefinido. Era recepcionista, es decir, estaba a la entrada. Claro que era muchísima más pega que solo contestar el teléfono, parecía pulpo.

Y en esos días de verano, de pronto lo veo. El primer recuerdo que tengo es su sonrisa y como una luz que lo iluminaba (pueden reírse o encontrar que le pongo color, no tengo rollos con eso). Hicimos buenas amigas de una y lueguito me uní al grupo que salía tomar cerveza después de la pega.

El hombrón es seco pa la música y pregúntele lo que sea porque cacha todo, es decir, se llega a poner latero. También habla hasta por los codos y si va a pedirle/devolverle algo al vecino del frente es probable que se demore 1 hora y llegue con alguna invitación a tomar cerveza a nuestra casa o a otra de otro vecino que no cachábamos. Un géminis hecho y derecho.

A pesar de todo este vendaval de palabras, a mi no me aburría. Como que me encantaba su forma de ser, tan de niño bueno/perno. Seco para ir a cuanto recital de rock exista, pero malo pal carrete tipo distroyer al que yo acostumbraba.

Pasaban y pasaban los meses y sólo éramos amigos. A mi me gustaba ene, pero cachaba que él no me pescaba. No entendía que onda. Siempre caballero, atento, respetuoso (zzzzzzzz) pero nada en él demostraba que yo le gustaba.

En el intertanto yo seguía carreteando y peluseando, cosa que recuerdo con mucho gusto y puta que lo pasábamos bien, cosa que haga click acá y se ría ( o no) con las tonteras que se nos ocurrían en ese tiempo de búsqueda.

Se asomaba la primavera y nada de nada. Entonces me dije a mi misma que me resignara, que era sólo un buen amigo, que no me quedaba otra. Igual me daba lata tirar la toalla, pero no podía obligarlo a que yo le gustara, si está lleno de hombres digo yo.

Y en ese momento, se asomó el hombrón que ahora está a mi lado.

A veces pienso que partimos al revés que las parejas de ahora: ganábamos pocas moneas, no teníamos auto, vivíamos en un departamento arrendado en el barrio Yungay, bastante amplio, y como fuimos felices allá, a veces volvemos a ver al Luis, que tiene un almacén y ama a los quiltros, o vamos a la feria de la calle Esperanza y saludamos a los caseros que conocieron a la chanchi desde que estaba en mi guata. Ahora la gente se compra custiones y después se casa, como si tener cosas ayudara al amor.

La relación que tenemos hoy en día es gracias a las crisis, como la trombosis de mi hombrón, que ha sido lo más fuerte que nos ha tocado como pareja. Las cosas "malas" nos han ayudado a unirnos cada vez más, y si  me preguntan mi forma de amar a mi hombrón yo la definiría como profunda, como que tengo las raíces bien abajo en la tierra y firmes. Lotro que nos funciona rebien es que cada uno se respeta sus espacios: a mi hombrón JAMÁS le he leído el Tarot, como que lo mira de lejos, pero no tiene ningún rollo con que yo tenga mi consulta en la casa, haga las clases acá y tenga casi puras amigas brujas, a mucha honra porque son todas bacanes.

Y la guinda de la torta es nuestra hija hermosa/maravillosa. Debo reconocer que si mi hombrón no me hubiese dicho a cada rato: pero cómo no vamos a tener un hijo, quizás las cosas serían distintas. Pero acá está mi mojón, pelusona, pintamono, valiente y amorosa, fortaleciendo esta hermosa familia que hemos construido.

No hay comentarios: