Tarot de la Luz

jueves, 16 de enero de 2014

VII: La enfermedad sana.

"No estamos aquí para sanar nuestras enfermedades, sino para que nuestras enfermedades nos sanen", Carl Gustav Jung.

Encontré esta frase por ahí, la publiqué en mi Facebook y me hizo harto sentido. Todo el sentido del mundo.

Como conté en mis desaparecidas Crónicas Chuchetas.cl, la enfermedad grave de mi hombrón nos sanó a los dos, y nos unió más como pareja.

Ocurre que en ese tiempo mi hombrón trabajaba en una empresa gringa con protocolos súper estrictos sobre las remuneraciones, entonces nadie cachaba cuánto ganaba el otro ni los bonos ni nada. Pura suposición. Hasta que llegó a las manos del hombre que me ampara (como guevea mi mamá) toda la información, de pura casualidad. Pa que les digo el emputecimiento que le dio al cachar cuánto ganaban los demás. No le costó nada frustrarse y enrabiarse, nadita.

A fin de ese año le vino la trombosis en la pierna, trombosis venosa profunda. ¿Diciembre 2010? A veces conversamos con mi hombrón y como que los dos tenemos borrada esa época tan dura, porque la pulenta que yo pensé que me quedaba viuda.

Pa' hacerla corta, lo pasamos como el forro: mi hombrón con muchos dolores; fiebre continuada durante 3 meses (parecía bombilla de campo de lo flaco que estaba -a pesar que jamás ha sido gordo-); visitando chorromil doctores; caminando ayudado por muletas; la chanchi tenía un año y pocos meses así que no cachó nada... Hasta ese momento yo tenía terror de manejar, casi ni usaba el auto, pero no me quedó otra que aperrar y andar con la chanchi guagua y el hombrón todo cagao para todos lados. Y eso fue lo mejor que me pasó (chucha, que loco ahora que lo escribí): no me quedó otra que hacerme la valiente, agarrar el auto, y partir al doctor, a comprar al supermercado, los remedios. De una patá en el poto el Universo me dijo que me dejara de gueviar.

Como será lo mal que estaba mi hombrón, que hice una novena de los enfermos y le hice una manda a Santa Gemita, cosa que antes jamás hice, ni siquiera en mis momentos más malos de mi vida. Tuve que conectarme con la fe en forma obligada y decir lo que me gusta tanto que se dice en misa: "Señor, haz de mí tu voluntad".

Y gueno, la voluntad fue que mi hombrón se mejorara por un tiempo, todavía conectados con el susto y los diostores, hasta que volvió a caer a la clínica por una fiebre gueona que no se iba. Y gracias a esta última estadía en la clínica, recurrimos a la Activación de la Glándula Pineal, Luz Violeta a la vena, y todo cambió.

¿Cómo cambió? Nos empezamos a reír de todo. A ser felices, a agradecer en tenernos el uno al otro y a nuestra mega maravillosa hija, sana y reclamona, alérgica y larga, flacuchenta mala para las ensaladas y frutas. Despidieron a mi hombrón de la pega (él feliz y yo aterrada), al poco tiempo encontró una pega muchísimo mejor y quedamos con plata que jamás pensamos que tendríamos, nuestra relación se hizo más fuerte, nosotros crecimos, entendimos (en eso estoy yo por lo menos) pa que chucha tanta enfermedad, y damos las gracias.

Sobre "dar las gracias" les cuento que la gente que trabaja estresá en oficinas y anda sólo en horas de tacos, que sale de noche en invierno del trabajo, a veces se le olvida ver el vaso llenísimo que tienen y se enferman. Porque una siempre tiene mucho más de lo que cree, y es parte de mi pega mostrárselo al hombrón cuando anda muy geminiano, con respeto a los géminis que me leen.

La enfermedad sana. Pero primero hay que verlo. Cuesta, cuesta y duele. Así como tengo pendiente escribir acerca de mis kilos de más, así cuesta. Pueden comenzar buscando "diccionario emocional de las enfermedades", así como quien no quiere la cosa.

Mientras tanto, Gracias Universo por las enfermedades y su extraña manera de sanarnos.



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